Después de más de una década sin público visitante en los estadios del fútbol argentino, este sábado marcará un hito: Rosario Central contará con siete mil hinchas en el estadio de Lanús en el marco de la segunda fecha del Torneo Clausura. El regreso será bajo estrictas condiciones y como parte de una prueba piloto impulsada por la AFA, el Ministerio de Seguridad bonaerense y el organismo de seguridad deportiva Aprevide.
La medida, oficializada en un encuentro entre autoridades de seguridad y dirigentes de ambos clubes, se concretará gracias a un factor clave: el retorno de Ángel Di María al fútbol argentino. La vuelta del campeón del mundo a Rosario Central generó una expectativa inédita que terminó de convencer a las partes de avanzar con el ensayo.

El operativo para el partido Lanús-Central, previsto para las 16.30 del sábado, demandará un 20% más de efectivos policiales que un encuentro habitual sin visitantes. Las condiciones son estrictas: la hinchada del Canalla deberá viajar en micros de larga distancia autorizados, sin paradas intermedias, no podrá ingresar con banderas y se limitará la venta a 7.000 localidades, pese a que Central había solicitado el uso completo de la tribuna visitante, con capacidad para 12.000 personas.
La medida no implica un regreso pleno de los visitantes a todos los partidos del torneo local. Por el momento, solo se permitirá un encuentro por fecha con ambas parcialidades, y eventualmente podría extenderse a uno por día, siempre que no se registren incidentes. El fútbol de ascenso, en cambio, seguirá excluido de esta flexibilización.
Desde los clubes grandes como Boca y River ya anticipan su negativa a ceder lugares a hinchadas rivales, dado que sus estadios se encuentran totalmente ocupados por socios. “Es antipático sacarles lugares a nuestros abonados, y además se pierde más espacio por los pulmones de seguridad”, explican desde las dirigencias.
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¿Cómo será la prueba piloto del regreso de los visitantes?
En ese sentido, el partido entre Lanús y Rosario Central representa un experimento sin garantías de reciprocidad: el Canalla podrá asistir al Sur bonaerense, pero no hay certeza de que los hinchas del Granate puedan ir a Arroyito en el futuro, ya que el estadio rosarino también se encuentra colmado de socios.
El antecedente inmediato de tribunas compartidas en torneos locales se remonta a julio de 2013, cuando una prueba similar terminó en tragedia con dos muertos en la previa de un triangular entre Estudiantes, San Lorenzo y Boca. El episodio sepultó por años cualquier intento de retorno de los visitantes. Pero la pasión por el fútbol y el deseo colectivo de revivir el folclore de las dos hinchadas empujan hoy un nuevo intento.

Las autoridades lo dejaron en claro: “Si hay un incidente, por menor que sea, a Provincia no vuelven más”. El regreso de los visitantes está en juego, y el comportamiento de los hinchas será clave para determinar si este paso inicial se convierte en el inicio de una nueva etapa en el fútbol argentino. Y si eso ocurre, Ángel Di María sumará una estrella distinta, una que podría cambiar para siempre la experiencia en las canchas del país.
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