El sector tealero enfrenta una de las peores crisis de su historia, con una rentabilidad en niveles mínimos, falta de compradores y una caída en las exportaciones.
Darío Schauer, productor tealero, dialogó con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5 y advirtió que la situación es insostenible: “Estamos en terapia intensiva, la verdad estamos muy preocupados porque no sabemos cómo vamos a afrontar la próxima zafra”.
Un sector en caída libre
Actualmente, los productores están finalizando la última fase de la cosecha, pero las expectativas son muy malas. “Este año ha comenzado con regímenes de producción bajísimos”, explicó Schauer, quien, al igual que muchos otros productores e industrias, no pudo fertilizar el té debido a la falta de recursos.
La crisis del sector no es nueva, pero se ha profundizado en los últimos cinco años. “Hace más de 10 años que la rentabilidad del té viene bajando, y en estos últimos años se agudizó. El año pasado pasamos una crisis muy importante porque no se podía vender el producto”, afirmó.
El problema principal es la falta de demanda internacional, ya que el 95% del té argentino se exporta. “Tenemos que competir con otros mercados y no había demanda, lo que generó que muchos productores se quedaran con el 50% de la cosecha del año pasado”, señaló Schauer.
Precios insostenibles y rentabilidad en rojo
El valor del té se negocia dentro de la Comisión Provincial del Té, pero el precio ofrecido por la industria está muy por debajo de lo que necesitan los productores para sostenerse. “El dólar ha quedado planchado y eso ha llevado a que la rentabilidad caiga a cero”, afirmó Schauer.
Actualmente, los productores reciben entre 5,50 y 6 centavos de dólar por kilo de té, cuando un precio mínimo rentable debería ser de 14 centavos. “Si saco números, no llegamos ni a 6 centavos de dólar por kilo, lo que estamos recibiendo no cierra por ningún lado”, lamentó.
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La falta de rentabilidad afecta directamente a las familias que dependen del sector. “Estamos trabajando a pérdida, pero tenemos que continuar esperando que quizás la próxima zafra haya un cambio en el mercado internacional o local”, expresó el productor.
Un futuro incierto y el rol del Estado
La crisis también impacta en la industria, que enfrenta costos operativos elevados. “Los costos internos, tanto impositivos como de combustible y energía, nos afectan mucho. A la industria la golpea directamente la energía y la mano de obra”, explicó Schauer.
El gobierno provincial intentó brindar apoyo a los productores, pero las medidas no son suficientes. “La provincia viene dando una pequeña mano, pero no alcanza para cubrir nuestra situación”, reconoció.
Schauer advirtió que el panorama es preocupante y que la falta de inversión afectará la producción del próximo año. “Este año no fertilizamos, lo que significa que el año que viene la producción será muy baja, pero los costos fijos seguirán siendo los mismos. Si los regímenes de producción son bajos, es peor amortizar los costos”, explicó.
En cuanto a posibles soluciones, Schauer señaló la necesidad de que el gobierno nacional intervenga en la cuestión energética. “El gobierno provincial subsidia la energía para la industria hasta abril, pero es un paliativo momentáneo, no una solución al problema”, concluyó.