Marcelina Chaparro lleva 46 años vendiendo frutas, verduras e indumentaria de manera ambulante en el centro de Posadas. En diálogo con Radio UP, contó que todos los días, de lunes a sábado, se levanta a las 4 de la mañana para empezar su jornada de trabajo a las 7 y extenderla hasta el mediodía. Inicia su recorrido en la placita del puente y luego se traslada a la zona céntrica, donde mantiene una base de clientes fieles.
La vendedora ambulante relató a este medio que observa una pronunciada caída en el consumo en los últimos tiempos. “Noté muchísimo la baja de consumo. Antes se vendía más, ahora vendo solo para salvar la comida del día a día”, afirmó con sinceridad. Esta realidad se traduce en un desafío diario para sostener su trabajo y los ingresos que le permiten cubrir las necesidades básicas.

Marcelina ofrece una variedad de productos frescos, como banana, palta, choclo, ananá y poroto, acompañados de prendas de vestir que también forman parte de su oferta. Su clientela incluye empleados de los comercios del centro posadeño y transeúntes que encuentra durante su recorrido. También, resaltó que, además de sus clientes fijos, debe extender la oferta a muchas personas en la calle para mantener su actividad.
Su experiencia da cuenta de las dificultades que enfrentan los trabajadores informales en contextos de recesión económica. “Vendo frutas, ropas y también algunos pedidos de cosas de Encarnación”, explicó, mostrando la diversidad y adaptación que intenta sostener para no perder terreno ante la crisis del consumo.
Leé también: Ventas en supermercados: Misiones en baja mientras Corrientes lidera en el NEA
Marcelina refleja con su testimonio una realidad habitual en muchas ciudades argentinas, donde la caída del poder adquisitivo impacta directamente en el día a día de quienes viven del trabajo cotidiano. Su voz se convierte en un termómetro para entender la situación social en Posadas y la urgencia de medidas que ayuden a sostener el empleo y la economía popular.