El padre Alberto Barros, vicepresidente de Cáritas de la Diócesis de Posadas fue contundente en su diagnóstico: “Donde el Estado se corre, el narcotráfico avanza”. La frase, tomada del último documento de los obispos argentinos, refleja el crecimiento alarmante del narcotráfico en todo el país, especialmente en los sectores más pobres y periféricos.

El sacerdote se hizo eco del documento difundido por la Conferencia Episcopal Argentina, titulado “Si el Estado se corre, el narcotráfico avanza”, el cual plantea un “panorama muy preocupante” sobre la realidad del país.
Barros señaló que el narcotráfico “tiene de rehenes a los más pobres”
“Estamos viendo la consolidación de un estado paralelo en los barrios más pobres”, denunció Barros, y explicó que el desfinanciamiento de comedores, proyectos educativos y espacios deportivos ha dejado un vacío que el narcotráfico está ocupando con fuerza.
Según el religioso, esta situación aumenta el consumo y la participación de jóvenes en el circuito delictivo, generando consecuencias devastadoras en familias enteras. “Este delito criminal está destruyendo vidas, especialmente la de chicos y adolescentes de barrios vulnerables”, aseguró.
La #Iglesia en la #Argentina reafirma su compromiso en la lucha contra el flagelo del #narcotráfico y el consumo de drogas, una herida profunda en el corazón de tantos jóvenes, muchos de ellos en situaciones de extrema pobreza.
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— Conferencia Episcopal Argentina (@EpiscopadoArg) June 23, 2025

Barros subrayó que la Iglesia no solo denuncia la situación, sino que trabaja en dos frentes fundamentales: prevención y rehabilitación. “La prevención la podemos hacer todos: familias, escuelas, clubes, ONGs, medios de comunicación. Es clave que nuestros jóvenes tengan proyectos de vida válidos y entornos sanos”, dijo.
Destacó la importancia de espacios para el desarrollo físico, afectivo y espiritual. “Los chicos necesitan lugares donde se sientan escuchados, contenidos, motivados. Espacios de fraternidad, arte, deporte, música, donde puedan construir amistades sanas y no caer en las garras de la adicción”.
En cuanto a la rehabilitación, Barros llamó a no estigmatizar a los adictos: “Una persona que consume está pidiendo ayuda, aunque no lo diga. Sufre una enfermedad y necesita acompañamiento, no condena”. Hizo hincapié en la tarea de centros especializados y hogares como el de Cristo, donde se brinda atención integral para jóvenes en situación de consumo.
Por último, el sacerdote reclamó más campañas públicas y privadas de prevención. “Necesitamos volver a decirlo fuerte: la droga mata, el narcotráfico es criminal. Y el Estado debe asumir su rol con seriedad en esta lucha”.
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