Esta celebre frase de Mark Twain aparentemente simple y escuete, guarda una profundidad que vale la pena analizar, en especial cuando de política se trata. Vera usted, en numerosas ocasiones, los personajes oscuros de la política utilizan ciertos hechos que sensibilizan a las masas para sumar votos, ya que, como es de común conocimiento, el pensamiento de varios políticos se reduce a eso, un voto.
Sin embargo, el proceso para llegar a conseguir ese voto no es fácil. En primer lugar, se recurre al sentimiento, se apela a las emociones, en segundo lugar, el contexto social y, en tercer lugar, buscar un enemigo con el cual pueda contrastarse.
Un 24 de marzo, pero de 1976, la Argentina comenzaba un periodo de profunda oscuridad, las fuerzas armadas llegaban al poder, y con la excusa de “la paz y el orden”, cometieron los actos mas atroces. Desaparecieron, encarcelaron y torturaron personas sin ningún tipo de límites, pisotearon derechos, prohibieron la práctica política, las reuniones. Espiaron y persiguieron a gran parte de la población de manera ilegal y obtuvieron gran ayuda del “tío Sam” para muchas de sus atrocidades. En la década del 80, con la vuelta de la democracia, varios de los integrantes de las FFAA fueron juzgados y condenados por delitos de lesa humanidad, y bien condenados están. Con estos hechos, parte de la herida aparentemente comenzaba a cerrarse.
Sin embargo, como mencioné mas arriba, lo mas rancio de la política constantemente busca volcar la balanza electoral a su favor, y no se les ocurrió mejor idea que utilizar el flagelo del último proceso militar para manipular a la sociedad. Primero hicieron hasta lo imposible para adecuar el relato y borrar las atrocidades que se sucedían en el inestable periodo democrático previo al golpe militar del 76, democracia en la cual desaparecieron personas, en la cual se firmaron decretos de aniquilación, y en la cual se crearon organización para perseguir a aquellos que pensaban distintos, claro ejemplo, la AAA o también conocida como la Alianza Anticomunista Argentina. Trataron de borrar de la historia a organizaciones terroristas que también secuestraron, torturaron y asesinaron personas, una de ellas la agrupación Montoneros, una facción del peronismo de centro izquierda, que el entonces presidente Perón expulsó de la Plaza de Mayo en ese icónico Día del trabajador, y varias agrupaciones como estas, que usted hoy en día puede conocer con tan solo un clic en el buscador del Google.
Sin lugar a duda, lo que se sucedió durante el proceso militar fue un conflicto armado desigual entre las FFAA y las agrupaciones guerrilleras (montoneros, ejército revolucionario del pueblo (ERP) como las más conocidas), y como en todo conflicto, existieron numerosas victimas inocentes que nada tenían que ver con algún bando o ideología, personas que pretendían hacer sus vidas de manera normal, trabajando o estudiando, fueron víctimas de bombas o balas, que regaron de sangre nuestro suelo, y llenaron de dolor a familias que hasta hoy en día claman por justicia.
En el plano internacional, el gobierno de los Estados Unidos tuvo una gran influencia, ya que, no solo apoyo a los militares en materia económica, sino que también en lo político y en lo logístico. Las FFAA no contaban con el adiestramiento necesario para torturar y espiar a la población, sin embargo, nuestros hermanos del norte eran expertos en la materia. Mientras que las organizaciones guerrilleras también recibían adiestramiento, pero por parte de sus aliados cubanos.
Además de esto, se produjo el nefasto e infame Plan Condor, una alianza entre los gobiernos militares de América del Sur, los jefes de la inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay se reunieron en 1975 en Santiago convocados por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) chilena. Allí establecieron un plan contra la “subversión” al que se sumarían Brasil (1976), Ecuador y Perú (1978), y no menos importante, con el apoyo de Washington. Como pueden ver, la corriente autoritaria se expandió por gran parte de nuestro continente, dejando muerte y tierra arrasada por doquier.
Desafortunadamente, gran parte de la política de nuestro país se niega a admitir atrocidades propias y seguimos recibiendo la verdad a medias, esta también es una de las grandes razones por la cual, gran parte de la sociedad decidió seguir otro camino. Hartos del relato ideológico, eligieron confiar en la supuesta “anti política” que, con discurso propio, busca atraer mas adeptos.
Los ciudadanos argentinos merecemos conmemorar cada 24 de marzo con el total de la historia, sin relatos ideológicos, sin fanatismo y con la verdad como bandera. La sociedad debe exigir la verdad, por mas dolorosa que sea. Citando la frase de Valery Legasov, científico y héroe ruso, “cada mentira que contamos es una deuda con la verdad y tarde o temprano hay que pagarla”, que este 24 de marzo de 2025, sea el año en el cual la política comience a pagar lo que tanto nos debe.
Matias Lezcano…