Solo el 25% de los alumnos cuenta que en sus bibliotecas familiares tienen más de 50 libros. Los datos surgieron de las respuestas de los mismos estudiantes del 6to. grado de primaria que respondieron los cuestionarios complementarios de las evaluaciones del Aprender 2023.
En el marco por el Día Internacional del Libro, que se celebra cada 23 de abril, Argentinos por la Educación recopiló las respuestas, para visibilizar y contabilizar la relación que existe entre los niños y los libros hoy.
En estos cuestionarios, se observó a nivel nacional que el 13% de los estudiantes aseguró no tener libros en formato papel en su casa; un 24% contó que tiene entre 1 y 5 libros: pero el 22% dijo que hay entre 6 y 20 libros. Mientras que el 16% habló de tener de 21 a 50 libros.
Las bibliotecas más numerosas están en el 9% de los hogares de los estudiantes, donde cuentan entre 51 y 100 ejemplares; y sólo el 16% dijo tener más de 100 libros.
¿Y en Misiones?
Del informe de Argentinos por la Educación, surgió que los estudiantes de 6to grado de primaria de Misiones están entre las bibliotecas de papel más “pobres”. Mientras que un 10% dijo que no tiene libros de papel, un 30% dijo que en sus hogares hay entre 1 y 5 libros. A su vez, un 24% dijo tener entre 6 y 20 libros y un 15% de 21 a 50.
Al analizar las respuestas por provincias, muchas jurisdicciones superaron el promedio nacional en el porcentaje de chicos con pocos libros. En Formosa, el 73% tienen menos de 20 libros en sus casas, mientras que en Santiago del Estero el 68%, y en Corrientes, San Juan y Chaco, el 67%.
Por su parte, La Pampa es la provincia donde mayor porcentaje de chicos declara no tener ningún libro en formato papel en sus casas (16%).
“A partir del dato que, en Argentina, 1 de cada 2 chicos de 3er grado no entiende lo que lee, en 2023 comenzamos la Campaña Nacional por la Alfabetización #QueEntiendanLoQueLean. Sabemos que hoy el desafío sigue, y contar con libros en cada hogar es una condición necesaria (aunque no suficiente) para desarrollar el hábito y el deseo por la lectura. La responsabilidad principal es de los gobiernos, que ya están trabajando en el tema, pero hace falta redoblar esfuerzos. Al mismo tiempo, el compromiso cotidiano de las familias puede hacer una gran diferencia”, aseguróa Federico del Carpio, Coordinador de Políticas Educativas de Argentinos por la Educación.
Distintos estudios han mostrado que tener libros en casa tiene una relación positiva con el desarrollo de habilidades lectoras y con el hábito de lectura en la infancia. Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que analizó la relación entre la presencia de libros en el hogar y el rendimiento en lectura (2022), basado en las pruebas PISA 2018, examinó cómo el entorno digital puede influir en el acceso a libros impresos y en el rendimiento en lectura de los estudiantes.
El efecto de la lectura en el aprendizaje
El informe destacó que los estudiantes que leen en formato impreso obtienen puntuaciones significativamente más altas en las evaluaciones de lectura en comparación con aquellos que leen en formatos digitales o que rara vez leen libros. Además, señaló que la cantidad de libros físicos en el hogar ha disminuido en los últimos años, especialmente entre familias de entornos socioeconómicos más bajos, lo que podría estar contribuyendo a una brecha en el rendimiento lector.
“Destaco la importancia de contar con estos datos para comprender qué se puede hacer para cambiar esta tendencia. Lo digital avanza y se vuelve cada vez más fundamental en nuestras vidas, pero es clave recordar la importancia de la lectura en papel. Tener el ejemplo en nuestros hogares hace la diferencia”, señaló Clara Zavalia, co-fundadora de Intelexia.
Andrea Olmedo, docente de la Juan Pascual Pringles en Laboulaye, indicó: “Manipular, mirar, girar páginas, olor, tocar, tener el contacto directo con un libro, despierta sensaciones, curiosidades que motivan a niñas y niños a leer, a entrar en un mundo que abre otros mundos. Los libros, principalmente en formato papel, tienen ese ‘no sé qué’ que atrapa, aunque sea por un ‘ratito’ y, con el tiempo, ese ratito puede convertirse en un ‘montón’. La lectura enriquece el vocabulario, la manera de pensar, de ser críticos frente a situaciones de la vida cotidiana, de terminar con prejuicios. Leer es un acto revolucionario que empieza por simple curiosidad”.