La llegada de Donald Trump a Escocia desató una ola de manifestaciones masivas en Edimburgo y Aberdeen, donde cientos de personas salieron a las calles para expresar su rechazo. En medio de un fuerte operativo de seguridad, el expresidente estadounidense enfrenta no solo protestas locales sino también cuestionamientos internacionales por su historial político, judicial y sus presuntos vínculos con Jeffrey Epstein.
Este sábado, grupos de personas protestaron en Escocia contra la visita del Presidente Trump, quien jugó golf en su campo de Turnberry, en la costa de ese país, pues acusaron a los líderes del Reino Unido de complacer a los estadounidenses.
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Las movilizaciones, impulsadas por organizaciones como la “Coalición Británica Contra Trump”, se viralizaron en redes sociales, especialmente TikTok, con videos que muestran pancartas con frases como “El delincuente 47 no es bienvenido aquí” y fotos del magnate junto al fallecido empresario acusado de tráfico sexual.
La Policía escocesa desplegó uno de sus operativos más complejos en años, con vigilancia reforzada en el complejo turístico Trump Turnberry, en South Ayrshire, ante posibles amenazas. Emma Bond, jefa adjunta de la fuerza, reconoció que el intento de asesinato sufrido por Trump en 2024 fue un factor clave en la planificación de la seguridad.
En Aberdeen, la protesta se concentró frente a la estatua de William Wallace, con discursos del Partido Verde Escocés y de activistas climáticos y por los derechos de las minorías. “Trump viene a Escocia a lavar su imagen. Su política de odio y división no tiene lugar aquí”, afirmó Kirsty Haigh, vocera de “Escocia contra Trump”.
Donal Trump en Escocia
Durante su visita de cinco días, Trump tiene previsto recorrer sus campos de golf en Turnberry y Aberdeenshire, y mantener reuniones informales con líderes europeos como Ursula von der Leyen, el primer ministro británico Keir Starmer y el primer ministro escocés John Swinney.
En medio de un nuevo escándalo político por sus lazos con Jeffrey Epstein, medios como CNN describen este viaje como “una escapada con mucho golf” en un intento por alejarse de la presión política que enfrenta en Washington.