El Índice de Condiciones Financieras (ICF), elaborado por Econviews junto al Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), pasó de rojo a amarillo. Este es un índice clave de la economía argentina, el cual subió 33 puntos y alcanzó las 52,1 unidades, un panorama positivo tras el desplome de abril ¿la razón?: Un acuerdo con el FMI y una tregua comercial de Trump. Pero la tregua es frágil. Lo dicen los números, lo admiten los analistas y lo grita el riesgo país, que sigue clavado en casi 700 puntos.
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El rebote: FMI y tregua internacional
Este repunte refleja una recuperación tanto en las variables locales como internacionales que integran el indicador. Según el informe, el cambio se explica principalmente por dos factores: la entrada en vigor del acuerdo con el FMI y una pausa en la escalada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. En paralelo, “el subíndice externo volvió a terreno positivo tras la decisión de Trump de suspender por 90 días los aranceles más agresivos hacia China. Subió 27 puntos a 19.3 unidades”, sostiene el informe.
Esta mejora en las condiciones externas se dio luego de que Estados Unidos rebajara los aranceles a productos chinos del 145% al 30%, y comenzara negociaciones bilaterales con Reino Unido y otros países.
El rebote se vio también en los mercados. El S&P 500, que en abril había caído 12%, recuperó terreno. Pero esto es como tapar una gotera en un techo putrefacto: sirve, pero por poco tiempo.
La volatilidad en las acciones estadounidenses y de mercados emergentes (VIX) bajó un poco: pasaron de “estrés severo” a “estrés moderado”. ¿Buenas noticias? Relativas. Porque ya en junio, Trump volvió a jugar fuerte y duplicó los aranceles al aluminio y al acero (de 25% a 50%). Todavía no se vio impacto en las bolsas, pero la advertencia está hecha: la calma puede evaporarse en cualquier momento.

Desafíos y Alertas en el Frente Interno
En el ámbito local, el informe resalta la implementación del nuevo esquema cambiario con bandas de flotación, que logró mantener el tipo de cambio promediando $1,149 por dólar en mayo, casi en el centro de la banda. El Gobierno consiguió evitar una escalada al techo de la banda y redujo el pass-through de la devaluación. Dos variables clave que reflejan esta mejora son la brecha entre los contratos de dólar futuro a un mes y un año (indicando menores expectativas de devaluación) y la inflación núcleo.
Además, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) logró acumular reservas sin intervenir por encima del piso de la banda, una condición establecida por el presidente Milei. No obstante, el informe también enciende varias alertas. El riesgo país se mantiene persistentemente alto, cercano a los 700 puntos, lo que sugiere una continua preocupación del mercado sobre la capacidad del país para conseguir los dólares necesarios para afrontar sus obligaciones de deuda. Asimismo, los números del turismo y el balance cambiario también generan inquietudes.
En resumen, si bien mayo ofreció un respiro a la economía argentina, las bases de esta mejora parecen ser delicadas. La dependencia de factores externos volátiles, como las decisiones comerciales de Estados Unidos, y la persistencia de desafíos internos como el elevado riesgo país, exigen una gestión macroeconómica prudente y una vigilancia constante sobre la evolución de estas variables clave.
El Vaivén de la Economía: De la Oscuridad a un Amarillo Tímido
Si uno mira el gráfico, la economía argentina parece más bien un electrocardiograma. Ahí, en abril, vemos un pico hacia abajo, un verdadero infarto financiero: el Índice de Condiciones Financieras (ICF), ese termómetro que mide cómo anda la cosa, se desplomó como un piano por el balcón. Treinta y nueve puntos de caída, la peor marca desde octubre de 2023. Esto no es otra cosa que un ejemplo de la teoría de los ciclos económicos en acción: la economía no crece de forma lineal, sino que va a los tumbos, entre fases de expansión y contracción. Y en abril, estábamos, claramente, en la parte fea del ciclo, la de la retracción, el rojo vivo del semáforo. La coyuntura era desoladora, con un escenario externo que, según el informe, era el peor desde 2020. Un caos, digamos.
Pero como en toda telenovela argentina, siempre hay un giro inesperado. En mayo, el semáforo se puso amarillo, un cambio de color que, si bien no es el verde esperanzador, al menos aleja el fantasma del colapso total. El ICF trepó 33 puntos, recuperando buena parte del terreno perdido. Este repunte, según el artículo, tuvo dos vitaminas: el FMI y la tregua, aunque frágil, de Trump con China. La teoría de los ciclos nos diría que estamos en una fase de recuperación, o al menos de moderación del descenso. Es un pequeño respiro, un “vamos viendo” en un panorama que sigue siendo incierto. La coyuntura mejoró, sí, pero no hay que ser ingenuos: la “tregua de Trump” es como esos arreglos familiares que se rompen en la primera discusión, y la situación externa sigue siendo un polvorín. Conclusión: el amarillo puede volverse rojo de nuevo en cualquier momento.