Las recientes elecciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dejaron al descubierto mucho más que un simple resultado electoral. Lo que ocurrió en el centro del país, dejó varias señales que merecen ser leídas, porque habló el electorado que nos delega cada dos años su confianza.
Claramente, como en varias legislativas intermedias, se viene dando una menor participación de votantes, tal vez desmotivadoa y sin poder entender la importancia que tiene definir las mayorías y minorías en un sistema democrático para cualquier cabeza de gestión Ejecutiva (municipal o provincial). Y esa también es una lectura que nos debemos dar los que queremos representar a los misioneros en los lugares de decisión.
Es por eso que Javier Milei, más allá de su particular interés por derrotar al PRO y sumar poder para profundizar sus medidas de ajuste y achiques del Estado, jugó en primera persona en el comicio por más que esperara un resultado más contundente y sin la escasa diferencia a la que quedó Leandro Santoro, con el “reciclado” del peronismo.

En ese contexto, el presidente solo logró captar el 15% de los votos sobre el total del padrón, un dato que relativiza su supuesto “arrastre” al nacionalizar la elección y sigue marcando que, en un territorio nada afín al peronismo/kirchnerismo, el voto rechazo se hizo sentir.
Pero Manuel Adorni/ Javier Milei, aprovecharon más la falta de rumbo del PRO, no solo por la cuestionada gestión de Jorge Macri, el “zigzagueo” de Mauricio Macri en la política y la figura de Silvia Lospennatto sostenida por el proyecto de “Ficha Limpia”. Para colmo, el oficialismo porteño, también tuvo enfrente a parte de la que era su “tropa”: Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta.

Con el diario del día después, cualquier opositor a Lospennatto puede decir que el interés de los porteños por “Ficha Limpia” fue en la militancia de las redes sociales como en los canales de noticias que apoyaron la campaña PRO. En mi caso, con Pablo Velázquez, impulsamos desde Podes el proyecto en Posadas. Nadie puede decir que no estamos interesados en la temática.
Sin embargo, lo que quedó demostrado es que el electorado ya no se deja llevar por agendas improvisadas de quienes muestran falencias serias de gestión que, evidentemente, los votantes interesados en un cambio se lo hicieron notar con contundencia.
Una vez más, el contexto electoral no es bueno para impulsar ninguna medida a las apuradas, por el rédito sectorial. Y Misiones lo entendió así, aun con las críticas por la posición tomada de quien conduce el Frente Renovador, espacio al que se deben todos los que fueron electos para cumplir una función. Porque, con errores y aciertos, se trata de un equipo de trabajo, de gestión, de política donde la experiencia hizo la diferencia ante la improvisación.
En política, conducir los espacios y la gestión que afecta a todos los ciudadanos, sin importar su pertenencia partidaria, debe hacerse con el temple y el conocimiento de que siempre habrá quienes no estén de acuerdo con los pasos dados. A la larga o a la corta, el tiempo siempre acomoda las cosas.
Nosotros aprendimos que las pasiones nos movilizan pero la experiencia de quienes ya vivieron antes un camino similar, sumada a la serenidad necesaria para las grandes definiciones, hacen la diferencia. Y sostenemos al equipo ante las críticas -justas o desmedidas- que también forman parte de ese aprendizaje.
Hoy debemos enfocarnos en algo trascendental: conseguir el apoyo del electorado para sostener un Estado municipal y provincial presente, atendiendo las decenas de necesidades que nacen de la ausencia nacional. Y evitando que las ideas libertarias llegadas del centro del país, donde los recursos son mayores y donde la Casa Rosada vuelca miles de millones que el Norte pobre perdió, nos sigan empujando al fondo.
Si hoy estamos en este frente electoral, con los matices de sus integrantes, es porque podemos ser la alternativa para apuntalar la gestión, buscando la mayor eficiencia de la inversión pública en soluciones que no son mágicas ni inmediatas, menos aun con un presidente como Milei que pretende dejar que los dramas sociales queden librados al mercado y que se salve quien pueda.