En la provincia de Misiones, las Escuelas de la Familia Agrícola (EFA) representan una de las experiencias más sólidas y reconocidas en el ámbito de la educación rural de gestión privada. Basadas en el sistema de alternancia —una semana en la escuela, otra en casa—, estas instituciones nacieron para arraigar a los jóvenes al territorio y formar ciudadanos que aporten al desarrollo local.
“Cuando iniciamos la gestión en el SPEPM teníamos 23 EFA. Hoy ya son 27, distribuidas a lo largo y ancho de la provincia”, explicó Marcelo Giménez, director de control pedagógico del Servicio Provincial de Enseñanza Privada de Misiones (SPEPM) en el programa “Arriba la Radio”, por Radio Up.

Presencia territorial: del norte al sur
Las EFA están presentes en Pozo Azul, Fracrán, Wanda, Campo Ramón, Eldorado, entre otras localidades. Esta expansión no responde a una lógica centralizada, sino al compromiso de acercar la educación a los contextos rurales, donde muchas veces el sistema tradicional no llega o lo hace con limitaciones.
“Estas escuelas nacen del contexto y para el contexto. Fortalecen saberes que les permiten a los estudiantes insertarse en su medio al egresar, sin necesidad de migrar”, destacó Giménez.
Matrícula acotada, comunidad fortalecida
A diferencia de otros modelos, las EFA no superan los 100 estudiantes por institución, con el objetivo de mantener una relación pedagógica cercana, personalizada y acorde a los valores fundacionales del sistema.
“Esto responde al principio que propuso el padre José Marx, fundador de las EFA en Misiones. La idea es que el docente pueda visitar a las familias en las semanas de alternancia, algo que se perdería con una matrícula mayor”, explicó el funcionario.
El sistema funciona. En Campo Ramón, por ejemplo, la EFA San Ramón proyectaba abrir con 30 alumnos, pero tuvo más de 70 aspirantes para dos secciones. La demanda superó la oferta, pero se priorizó mantener el modelo pedagógico original. “Tuvimos que hacer una selección. Mantener grupos pequeños es parte de la identidad de las EFA”, sostuvo Luis Bogado, director ejecutivo del SPEPM.

Tecnología y chacra: el nuevo binomio formativo
Las EFA no se aferran solo a la tradición: también incorporan innovación. Desde el SPEPM impulsan programas como Smart Farming, donde la agricultura inteligente y la educación disruptiva se aplican directamente en el aula y en la chacra. “El sujeto de aprendizaje cambió. Hoy el alumno llega con un bagaje digital importante. Por eso, interpelamos al hecho educativo desde un lugar nuevo”, reflexionó Bogado.
La tecnología se transforma así en una herramienta que potencia la identidad rural, sin desplazarla. Programación, robótica, sensores aplicados al riego y software de gestión agrícola son parte de esta nueva etapa.

Rol clave dentro de la educación privada
Las EFA son parte del universo de 255 instituciones privadas que forman el sistema de gestión privada de Misiones. Con un enfoque específico, representan un porcentaje importante de la matrícula rural y se sostienen por el trabajo de asociaciones, cooperativas, iglesias y comunidades comprometidas.
Además, se benefician de los mismos subsidios que el resto del sistema privado, lo que permite garantizar la sostenibilidad del modelo sin cargar todo el costo sobre las familias. “Hay una interacción virtuosa con el Estado. Sin esa articulación, estas escuelas no podrían sostener una propuesta tan comprometida con su comunidad”, apuntó Bogado.
Las Escuelas de la Familia Agrícola son mucho más que instituciones educativas: son motores de desarrollo local, centros de innovación contextualizada y, sobre todo, una herramienta concreta para que los jóvenes puedan quedarse en su lugar de origen, formarse y transformar su entorno.
En palabras de Giménez: “El gran objetivo es que el egresado pueda quedarse en el medio, que no necesite irse. Esa es la misión que seguimos sosteniendo y fortaleciendo cada año.”
Te dejamos la entrevista cmpleta con Luis Bogado y Marcelo Gimenez del SPEPM: