La Unión Europea dio un paso clave hacia una mayor sostenibilidad y seguridad química con el acuerdo alcanzado entre el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo para establecer nuevas reglas que regulen la comercialización de detergentes en el bloque.
Detergentes más seguros y sostenibles
La medida apunta a que estos productos cotidianos sean más seguros tanto para las personas como para el medioambiente, al tiempo que impulsa la innovación del sector sin agregar trabas burocráticas.
“El objetivo es que los detergentes que usamos en nuestras casas, escuelas y hospitales sean menos perjudiciales para la salud humana y más respetuosos con el entorno”, destacó el Consejo en un comunicado oficial.

La normativa, que aún debe ser formalmente adoptada, contempla la adaptación a nuevos desarrollos del mercado, como los productos de limpieza con microorganismos, la venta a granel y los sistemas de recarga, cada vez más populares entre los consumidores europeos. Estas medidas buscan fomentar una economía circular y reducir los residuos de envases.
Uno de los pilares del acuerdo es la mejora de la biodegradabilidad de los componentes, en especial de los tensioactivos y de las películas poliméricas que recubren las cápsulas de detergente. Asimismo, se prohíben las pruebas en animales y se habilita a la Comisión Europea a establecer requisitos más estrictos en este sentido, en base a evidencia científica actualizada.
El Consejo de la UE y el Parlamento Europeo anunciaron este martes un acuerdo para que los #detergentes vendidos en la Unión Europea sean más seguros para la población y el medioambiente.https://t.co/eHrabiwh2V
— EuroEFE (@euroefe) June 10, 2025
La ministra de Sanidad de Polonia, Izabela Leszczyna, cuyo país ejerce la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, celebró la medida como un avance significativo: “al impulsar la biodegradabilidad, reducir sustancias nocivas y mejorar la información en el etiquetado, estamos haciendo nuestros productos cotidianos más seguros y ecológicos, sin añadir burocracia: una regulación inteligente, con resultados limpios”.
El acuerdo también establece nuevas exigencias para los fabricantes extracomunitarios, que deberán designar un representante autorizado en la UE como garante de cumplimiento normativo y nexo con las autoridades locales, en caso de ser necesario.
Además, se reforzará el sistema de etiquetado para ofrecer información más clara, especialmente sobre alérgenos de fragancias y conservantes, y se digitalizará el acceso a estos datos. Esto beneficiará tanto a los consumidores como a los profesionales sanitarios, incluyendo a los centros de toxicología, que podrán acceder de forma más eficiente a la composición de los productos en caso de incidentes.
Una cláusula de revisión incluida en el texto permitirá adaptar las reglas en el futuro para hacerlas aún más estrictas, en función de la evolución científica y tecnológica. En paralelo, se encomienda a la Comisión Europea que investigue la posibilidad de reducir los niveles de fósforo en los detergentes, siempre que dicha reducción no afecte su eficacia hasta el punto de requerir un mayor uso, lo que podría resultar contraproducente desde el punto de vista ambiental.
El impacto del acuerdo no es menor: el sector de los detergentes representó en 2018 el 4,2 % del valor de producción de la industria química de la UE, con un mercado estimado en 41.200 millones de euros en 2020, según datos oficiales. Actualmente, alrededor de 700 plantas de producción fabrican productos de limpieza en el territorio comunitario, tanto para consumo doméstico como profesional.
Con este pacto, la Unión Europea refuerza su liderazgo global en la construcción de un marco normativo que conjuga protección ambiental, salud pública e innovación industrial. Al establecer estándares más rigurosos pero flexibles, la normativa no solo impulsa el desarrollo de productos de limpieza más seguros y sostenibles, sino que también promueve prácticas de producción más responsables en toda la cadena de valor.
Esto implica un cambio profundo en la manera en que se diseñan, fabrican, etiquetan y comercializan los detergentes en los 27 Estados miembros, incorporando criterios que favorecen la transparencia y la trazabilidad.
A su vez, la medida responde a una creciente demanda ciudadana por productos que cuiden tanto el hogar como el planeta, y posiciona a las empresas europeas del sector químico en una situación de ventaja competitiva frente a mercados que aún no adoptan normas tan exigentes.
De esta manera, el acuerdo no solo marca un avance regulatorio, sino que también refuerza la visión de una Europa verde, digital e innovadora, centrada en el bienestar de sus ciudadanos y del entorno.