“Jóvenes, haced política, porque sino la hacéis se hará igual y muy posiblemente en vuestra contra” esta célebre frase del fantástico Ortega y Gasset define taxativamente lo que sucede cuando la apatía participativa permite que personajes infames lleguen al poder y cuenten con el poder suficiente para perjudicar a aquellos que tienen como objetivo principal realizarse en el ámbito académico.
El segundo mandato de Donald Trump ha estado marcado por el revanchismo, la bravuconada, la extradición y la regulación de todo aquello que pueda llegar a contradecir su constante y extenuante perorata plagada de intolerancia.
Como es de común conocimiento, las universidades se caracterizan por contar con amplias diversidades, estas pueden ser religiosas, políticas, sociales, de género y por supuesto de nacionalidad. Las universidades alientan y fomentan dichas diversidades ya que de eso se trata la educación, de formar a partir de la diversidad, ya que es la única manera de lograr una formación integral.
A mediados de abril la administración Trump comenzó una escalada contra las universidades más prestigiosas de EE. UU, con un decreto que básicamente prohíbe a dichos centros de estudios a matricular estudiantes extranjeros sin antes enviar toda la información personal de los postulantes a los organismos estatales designados, un decreto sin sentido que solo sirve para elegir a dedo a quienes el gobierno considera aptos y a quienes no.
“Vamos a ahogar financieramente a las instituciones educativas que contribuyan con el asalto marxista a nuestra herencia estadounidense y a la propia civilización occidental” con esta frase, Donald Trump definió su consideración sobre las universidades. Según el y sus lacayos, los universitarios son “hippies marxistas” que solo quieren manchar “su buen nombre” y solo sirven para introducir una ideología caduca. Acá entre nos, cualquier persona con un razonamiento neutral o con una pizca de sentido común es capaz de dilucidar que difícilmente un postulante esté dispuesto a pagar las sumas siderales en matriculación solo por ir a decir “el capitalismo es basura”. Pero bueno, a peores cosas nos tiene acostumbrados el “hombre naranja”
A resumidas cuentas, los numerosos litigios en contra del decreto dictado por el presidente Trump, ya han alcanzado un primer objetivo, ya que una corte federal de los EEUU ha frenado el decreto y le ha puesto un freno de mano a la lucha ideológica del gobierno, sin embargo, esto recién comienza y lastimosamente la educación y los estudiantes serán los mas perjudicados en esta cruzada infame que solo tiene sentido para quienes adoran a un personaje que por una simple cuota de poder, ya ha perdido un porcentaje sideral de aceptación, teniendo en cuenta que esto recién comienza.