El Fondo Monetario Internacional volvió a marcar la cancha en materia fiscal. En su último informe técnico, el organismo internacional planteó la necesidad de una reforma tributaria profunda en Argentina que mejore la equidad, fortalezca el anclaje fiscal y reduzca la distorsión del sistema actual.
Aunque no es una imposición directa, muchos de los puntos sugeridos por el FMI ya están siendo evaluados por el Gobierno nacional, que trabaja en una propuesta estructural a presentar durante 2025.
El informe técnico conocido el viernes pone el foco en la eliminación progresiva de impuestos distorsivos, como las retenciones a las exportaciones y el impuesto a los créditos y débitos bancarios. En paralelo, sugiere reemplazarlos por gravámenes más simples y eficientes, centrados en ingresos y patrimonio, con una mejor administración fiscal y control del gasto tributario.
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El plan, según fuentes oficiales, está siendo liderado por el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, bajo la coordinación del ministro de Economía, Luis Caputo. Si bien todavía no hay fecha concreta para el envío del proyecto al Congreso, en el Gobierno admiten que la reforma tributaria es una prioridad dentro del paquete de transformaciones económicas que impulsa la gestión de Javier Milei.
Uno de los ejes centrales del rediseño impositivo sería la reformulación del monotributo, un régimen que en los últimos años funcionó como refugio para miles de pequeños contribuyentes pero que, según expertos, genera incentivos negativos y evasión encubierta. En ese sentido, el FMI recomendó establecer un mecanismo de transición más suave hacia el régimen general, reduciendo la brecha de costos entre ambos sistemas.
También hay observaciones sobre el impuesto a las sociedades, que actualmente presenta múltiples deducciones y exenciones, además de la necesidad de revisar beneficios tributarios concentrados, como los del régimen promocional de Tierra del Fuego. A nivel provincial, el Fondo sugirió trabajar en la actualización de los valores fiscales de los inmuebles y en el fortalecimiento de los catastros, especialmente para grandes extensiones rurales.
En paralelo, el informe advierte sobre la urgencia de simplificar los sistemas impositivos y mejorar la administración tributaria y aduanera, con incorporación de tecnología, coordinación entre niveles de gobierno y mayor cumplimiento.
La posible eliminación del impuesto al cheque y la revisión de las retenciones también aparecen en el radar oficial. Aunque el Gobierno aclaró que algunas bajas son transitorias, ya dejó claro que los cambios profundos en el esquema tributario llegarán de forma escalonada y dependiendo del contexto político.
El resultado de las elecciones legislativas y los acuerdos con los gobernadores jugarán un rol clave. Mientras tanto, la Casa Rosada avanza en silencio con el armado de una reforma que, aseguran, apuntará a simplificar, ordenar y hacer más justo el sistema fiscal argentino.