Por Lic. en Psicología Georgina Horianski., Especialista en Salud Mental y Comunitaria, especialista en Adicciones y Diplomada en Trastorno del Espectro Autista.
Hoy, 2 de abril, conmemoramos el Día Mundial de Concientización sobre el Autismo, una oportunidad para informarnos, reflexionar y construir una sociedad más justa e inclusiva. ¿Pero por qué es importante concientizar?
En primer lugar para promover la accesibilidad y la inclusión. Muchas barreras que enfrentan las personas con TEA no provienen del autismo en sí, sino de la falta de adaptaciones en la sociedad.
Para ello, me parece fundamental derribar algunos mitos acerca de las personas con trastorno del espectro autista, mitos que tienden a generar prejuicio y desinformación.
● Uno de los mitos más comunes es que las personas con autismo no tienen emociones o no desean relacionarse.
Realidad: Las personas con autismo como cualquier otra persona tienen sentimientos y emociones. A veces pueden tener algunas dificultades para expresarse pero eso no significa que no lo sientan.
● Otro mito frecuente es que el autismo es una enfermedad.
Realidad: El autismo no es una enfermedad ni tiene una “cura”, porque no es algo que deba corregirse. Es una condición del neurodesarrollo que acompaña a la persona toda la vida.
● Las personas con autismo viven en su mundo.
Realidad: No viven en su mundo, tienen una forma diferente de percibir y procesar la información del entorno.
● La persona con autismo tiene una discapacidad intelectual.
Realidad: La discapacidad intelectual no es inherente al diagnóstico de autismo, como dije anteriormente el autismo es una condición del neurodesarrollo, la discapacidad intelectual no es su característica universal. De este modo, hay personas con autismo que presentan una inteligencia promedio, como así también hay otras que tienen habilidades intelectuales superiores a la media.
Actualmente el autismo es llamado Trastorno del Espectro Autista (TEA), dicha modificación se debe a que el autismo no es una condición única y uniforme, sino un espectro de manifestaciones que pueden variar en cada persona en términos de intensidad, habilidades y desafíos. El término
“espectro” refleja la gran diversidad en cómo se presenta el autismo. Algunas personas pueden tener dificultades significativas en la comunicación y la autonomía, mientras que otras pueden ser completamente independientes pero experimentar desafíos en la interacción social o la regulación sensorial.
Cada persona con TEA es única. No hay dos personas con autismo iguales tal como no hay dos personas sin autismo iguales.
Existen tres desafíos en dicho espectro:
A) desafíos en la comunicación: Algunos pueden ser no verbales o tener dificultades para comprender y usar el lenguaje de manera convencional.
A) desafíos en la socialización: pueden tener dificultades para reconocer directamente expresiones faciales, normas y habilidades sociales generales, como ser por ejemplo los chistes, el doble sentido, el lenguaje corporal, etc.
B) Desafíos en la integración sensorial: Muchas personas en el espectro pueden ser hipersensibles o hiposensibles a estímulos como luces, sonidos, texturas o sabores, lo que puede generar incomodidad o estrés.
Cabe remarcar que la palabra desafío tiene un significado importante, en tanto que, desafío significa la presencia de un obstáculo y/o dificultad que requiere esfuerzo, habilidades o estrategias para superarlo. El desafío es visto como una oportunidad para brindar los apoyos que sean necesarios para la calidad de vida de esa persona.
Por ejemplo, si una persona con TEA tiene un habla ininteligible, se puede desarrollar un Sistema Aumentativo y Alternativo de Comunicación (SAAC)
para facilitar su expresión. Si, en cambio, presenta dificultades para comprender la secuencia de una actividad, como el lavado de manos, se pueden implementar apoyos visuales como pictogramas que estructuran y ordenan los pasos mediante imágenes. Estas herramientas le permitirán desempeñarse de manera más autónoma en distintos ámbitos.
En estos casos, los desafíos se transforman en oportunidades para diseñar estrategias que ayuden a la persona a interpretar y comprender de una manera que se ajuste a su forma singular de percibir el mundo.
Importancia del diagnóstico:
El diagnóstico dentro del espectro no busca encasillar, sino comprender mejor las fortalezas y desafíos de cada persona para ofrecerle los apoyos adecuados.
Algunos de los primeros signos de alerta en etapas tempranas pueden ser:
- – Escaso contacto visual o falta de respuesta al nombre.
- – Dificultades en la comunicación verbal y no verbal.
- – Intereses restringidos o repetitivos.
- – Alteraciones en la sensibilidad a sonidos, luces o texturas.
- – Dificultades para comprender y compartir emociones.
- Ante cualquier duda, es recomendable consultar con un especialista.
Detectar señales tempranas permite brindar estrategias de estimulación adecuadas, favoreciendo el desarrollo de habilidades sociales, comunicativas y cognitivas.